Decía el inigualable Andrés Montes aquello de la vida puede ser maravillosa. Parafraseando al maestro, y perdón por el atrevimiento, un servidor siempre defendió el tan denostado Twitter. Si le quitas los insultos, los trolls, las fake news, las ofensas… Vale, quizá sean demasiadas exclusiones, pero sin todo eso, ¿qué nos queda? Una herramienta maravillosa.
¿Y por qué esta defensa actual de las redes sociales, se preguntarán? Y con razón, añado
Pues porque buscando documentación sobre otro artículo, que ahora no viene al caso, encontré un dossier de la FIFA publicado en el año 1992 con lo que había dado de sí el Mundial de fútbol sala de Hong-Kong. Algo que no esperaba encontrar ahí llamó mi atención: la propia FIFA, advirtiendo el desconocimiento del público general hacia un fútbol sala que, por entonces, y pese a tener varios mundiales a sus espaldas, aún caminaba en pañales, informaba en su primera página de cómo debíamos llamar a dicho deporte según el país del hablante. Y así, tras compartir ese párrafo en la red del pajarito azul, se produjo un debate y un intercambio de información delicioso que demuestra lo valioso de una red social cuando sus usuarios hacen un uso responsable.
Todo empezó de la manera más sencilla, con este tuit:
De ahí surgiría el debate y un torrente de información que, al menos el que escribe, desconocía. Si la FIFA nos instaba a llamarlo futsal en países latinos, por su abreviatura de fútbol sala, también consideraba que en países anglosajones tal abreviatura no era lo más correcto, por no provenir de la misma raíz. Ojo, porque en plena guerra con FIFUSA, la federación Internacional también utilizaba en España el término fútbol 5, pese a que claramente no era simplemente fútbol reducido de once a cinco jugadores, pero… Bueno, mejor avancemos, porque eso también daría para mucho.
Siempre según la FIFA, se debía denominar indoor football (fútbol de interior) o five-a-side football (muy similar al antes mencionado). Recordaban esto a la par que advertían de que en Estados Unidos había otra modalidad, con seis jugadores y vallas delimitando la pista, que no debía confundirse con fútbol sala, y que se llamaba a su vez indoor football (y aquí empezaba el conflicto, teniendo dos deportes diferentes con un mismo nombre) o fast football (fútbol rápido), mucho más apropiado para un deporte en el que los fueras de banda no existía, generando muchos más espectáculo, algo que siempre apasiona en el país norteamericano.
Hasta aquí todo normal, pero…
Y entonces surgieron comentarios y aportaciones de lo más variopinto. Empecemos por lo más sencillo de explicar, dado que no en todos los países latinos se habla castellano, y hay más vida allá del castellano y el inglés. Gustavo Muñana nos recordó que en Brasil era conocido como futebol de salão pero que, por cuestiones políticas tras la llegada de FIFA, siempre dada a este tipo de peleas, se descartó el nombre, dando paso a otras denominaciones como una que, en mi parecer, es maravillosa: O esporte da bola pesada, definición que quien haya jugado con aquellos Mikasa pre-89 (como bien apuntaba Francisco Tortosa) comprenderá perfectamente.
Por su parte, Valerio Scalabrelli escogió otra palabra, desconocida para la gran mayoría, pero que en Italia es una expresión habitual: calcetto. Nos detenemos aquí solo un instante para aclarar que este uso se le dio principalmente en Roma, lugar en que el futsal italiano dio sus primeros pasos, a una modalidad que tampoco sería exactamente lo que hoy conocemos como futsal. Allí se sigue desarrollando esa variante bajo esta nomenclatura, aunque varíen ciertas reglas. Fuera de Roma, pero siempre en ámbito italiano, se usa con tono despectivo. Para entenderlo, sería solo en cierto modo (porque allí incluso hubo clubes que adoptaron calcetto como parte de su nombre oficial) el equivalente a nuestro maldito futbito, una expresión despreciativa utilizada por gente que no sigue el deporte o que sigue considerándolo el “hermano menor” del fútbol. Afortunadamente, en ambos casos, su uso es minoritario.
Pero sería Steve Harris quien haría un grandioso hilo informando de cómo, en los años 70-80, se utilizó la expresión fut-sal (separado de forma premeditada) dentro del ansia de FIFUSA por globalizar la identidad del deporte como un ente independiente del fútbol. No fue, hasta muchos años después, cuando FIFA aceptó la nomenclatura, tal y como contábamos al principio.
¿Por qué FIFA se negó durante años a utilizar el término futsal en sus comunicaciones oficiales?
Vayamos al origen del conflicto. Por un lado tenemos a la antigua FIFUSA (Federación Internacional de Fútbol de Salón). En 1985, los dirigentes de FIFUSA decidieron dar oficialidad al término. La primera de muchas controversias llegaría porque en los EE.UU. se tenía registrada la palabra. De hecho, si se visita futsal.com te redirigen a USA Futsal, una web registrada por Alex Para, a la que merece echar un vistazo y que entonces correspondía a un deporte diferente en modo y reglamento.
Unido al ya mencionado hecho de que la abreviatura fut-sal no tenía sentido en países anglosajones, se provocó que fuera de FIFUSA se rechazase la terminología. Ahí entraría FIFA (Federación Internacional de Fútbol, y remarquemos esta última palabra) insistiendo, y amparada en este hecho, en usar los términos five-a-side football o indoor football para países no hispano hablantes. Bueno, por ahí podría ser hasta lógico, pero principalmente subyacía el hecho de que FIFA quería absorber a FIFUSA, algo que en cierto modo ya había comenzado a hacer con anterioridad, al reclutar a varios miembros de dicha asociación. Era simple: FIFA quería imponer su criterio. ¿Les suena de algo?
Sin embargo, tras los mundiales del 89 y 92, FIFA consiguió su propósito: integró la normativa del futsal de FIFUSA, creando una especie de versión 2.0 del reglamento en la que participaron el propio Steve Harris, junto a históricos como el croata Mico Martic o Javi Rodríguez. ¿Por qué entonces, cuando parecía que había triunfado sobre su rival, decidió utilizar el término que tanto denostaba?
Hagamos un último parón antes de explicarlo
Y para ello viajaremos hasta Inglaterra. Desde allí Tim Marler nos advierte que allí indoor football y futsal son dos deportes completamente diferentes.
Simplificando, es como si a un aficionado al rugby le decimos que el fútbol americano es lo mismo. Hagan la prueba y verán (si no le ha dado un síncope) cómo su cara atraviesa toda la paleta de colores del arco iris antes de explicar de buenas maneras (esperemos, pero nunca se sabe) que son dos deportes completamente diferentes.
En este caso, nos aclara Marler, sucede lo mismo: ni las medidas del balón, ni el reglamento, incluso en ocasiones (como el mencionado campeonato estadounidense) ¡¡ni siquiera coinciden el número de jugadores!! Y sin embargo, FIFA utilizaba futsal o indoor football indistintamente, pese a que el reglameto AMF era muy distinto al que se manejaba en Europa. Un inciso (obra también del inefable Steve) y les prometo que será el último: la AMF (Asociación Mundial de Futsal, con sede en Paraguay) fue fundada precisamente por ex miembros de FIFUSA que se habían opuesto a FIFA y tuvieron que exiliarse.
La FIFA, en un escaso interés por proteger el fútbol sala (algo que a día de hoy seguimos proclamando como quien pide agua en el desierto), aceptaban sin pudor alguno nomenclaturas como la mencionada 5-a-side football o incluso minisoccer. FIFUSA quiso oficializar el término futsal y proteger su normativa como medida para evitar la intrusión de FIFA. Por eso, tras integrar FIFA a FIFUSA (y perdón por mezclar tantas iniciales, al final va a parecer un panel de la ruleta de la fortuna), FIFA renegó del nombre, por ser un término que usaba su “rival” por el control del fútbol sala. Y así volvemos al punto anterior del inciso británico: ¿Porqué, tras imponerse, FIFA acepta el nombre de futsal?
Sencillamente tuvo que ceder por el trabajo de FIFUSA: el término había había calado de tal manera en el imaginario popular que fue imposible sacarlo de ahí, como bien resume Francisco Tortosa en el siguiente tuit:
¿Y ustedes, cómo lo llaman?
Autor: Dani López (twitter: @gremplu)