Volvemos a cruzar el charco para visitar el país de la samba, la capoeira, el churrasco o la caipirinha. Porque, aparte de estas cosas, ¿qué más es típico de Brasil? Los grandes jugadores de fútbol sala. Uno de ellos, nacido el 25 de septiembre de 1965 en Sao Paulo, fue Vander Carioca.
Un capitán de oro
Vander fue un pívot mítico, capitán de la selección brasileña que se proclamó campeona del mundo en 1992 y 1996. No era muy grande ni corpulento (apenas 1’72m) pero sí técnico y con una capacidad única para golear. Como jugador destacó en clubes no menos míticos: Gercan, Sumov, Corinthians, General Motors, Sao Paulo o Inpacel, con un breve paso por España en 1993 (Mitsubishi Ceuta y Ourense).
Hagamos una pausa para hablar de este último equipo que, entre 1992 y 1994, ganó todos los títulos posibles con una pléyade de estrellas como el propio Vander, Fininho, Manoel Tobías, Serginho o Danilo Lacerda. Tal constelación fue posible gracias a la fuerte inversión de la fábrica de papel que daba nombre al club. El resultado, en un club que contaba con la base de la selección, no podía ser otro: dos Taças, dos campeonatos continentales y un Mundial de Clubes. Tal fue la incidencia del club que estuvo nominado en 1994 entre los cincuenta mejores clubes de cualquier disciplina, en una lista con equipos como el Santos de Pelé o los Bulls de Jordan. Sin embargo, todo acabó con la misma celeridad con que llegó.
Tras la conquista del título paranaense en 1994 (por aquel entonces en Brasil no había títulos nacionales de temporada, al estilo de la LNF actual), Vander y sus compañeros recibieron la fatal noticia: en 1995 el Inpacel no participaría en ninguna competición, dejando el club de Arapoti, de la región centro oriental, en solo un agradable sueño.
Y sí, ganó un Mundial de Clubes en su magnífico 1994. ¿Saben dónde? En el pabellón Joaquín Blume de Torrejón, frente al local Marsanz Torrejón, a World Union (EE.UU.) y Sydney Eagles (Australia). Allí aparecieron todos los cracks brasileños, liderados por Ferretti como entrenador y Vander con su mítico ‘12’ a la espalda.
Como capitán de la selección, con la que jugó entre 1986 y 2000, conquistó el Mundial de 1992. Lo hizo tras vencer en la final 4-1 a EE.UU. Anotó un gol. Los otros fueron obra de Manoel Tobías y Jorginho (doblete). Venían de derrotar en la semifinal a España por idéntico resultado. Repetiría conquista cuatro años después… Especialmente éste de doloroso recuerdo para la hinchada española, ya que derrotó a la Roja en un Palau Sant Jordi a rebosar (15.500 espectadores) en una final que parecía hecha a su medida. Sin embargo, el conjunto verdeamarelho se impondría por 4-6 con goles de Choco, Marcio, de nuevo Manoel Tobías y el propio Vander, más doblete de Danilo.
De capitán nacional a seleccionador
Finalizaría allí su exitosa etapa como jugador y asumiría el cargo de seleccionador en marzo del 2000, con el objetivo único de repetir éxito en el Mundial de Guatemala. Sustituyó en el cargo a Eustáquio Afonso Araújo, más conocido como Takão, quien llevaba casi once años en el puesto (desde julio de 1989), un hombre que conquistó dieciocho títulos de los diecinueve que disputó con su país. Su marcha daría para otro artículo, y es que Takão no fue despedido, sino que renunció al cargo para asumir la dirección del Departamento de Odontología de la UFMG (Universidad Federal de Minas Gerais).
Vander acudió con un plantel repleto de jóvenes promesas en el que solo repetían de los títulos anteriores Fininho y Manoel Tobías. No fue suficiente ante un combinado que llevó a Guatemala su generación más valiosa, y España se sacó todas las espinas que se habían clavado en su cuerpo en las últimas derrotas.
El puesto sería efímero, eso sí, puesto que enseguida fue sustituido por el que había sido su entrenador en Inpacel: Fernando Luiz Leite Cardoso, o simplemente Ferretti, apenas año y medio después, en septiembre de 2001.
Vander pasaría a ocupar a partir de ahí la dirección de clubes: Uninove, Grêmio Recreativo Barueri, Sao Paulo o Joinville en dos etapas. Hizo un impasse de tres años para dirigir la selección brasileña femenina y para conquistar el oro con la sub-20 en el Sudamericano de Colombia 2010. Tras ello volvería a clubes, dirigiendo a Magnus antes de volver a Joinville, también conocido como Krona Futsal o JEC, un club de la zona de Santa Catarina, al norte del país, y una población rozando los 600.000 habitantes.
El club, fundado en 2006 (Vander fue el primer entrenador de la historia del club, apenas una temporada) y cuyo mayor éxito hasta su regreso fue una Taça en 2011, conquistaría de la mano de Vander en 2017 la triple corona: LNF, Taça y Campeonato Catarinense, con una plantilla con gente tan conocida como Xuxa, Fernandinho o Jackson Samurai. Allí sigue a día de hoy, en el que observa desde la distancia los progresos de su hijo, un Bruno Iacovino que estuvo a sus órdenes y que ahora busca su hueco en la élite, tras disputar sus primeros minutos con Movistar Inter. Como sea, con que Bruno tenga la mitad de los éxitos de su padre, se podrá considerar que ha tenido una carrera exitosa.
Autor: Dani López (twitter: @gremplu)