En el humor, uno de los recursos habituales es repetir una frase pretendidamente chistosa en cualquier circunstancia, incluso buscando descaradamente situaciones que desemboquen en el manido chascarrillo retorciendo cuanto sea necesaria dicha escena. Así, parafraseando uno de los personajes de José Mota, Andreu Plaza habrá pensado en su aventura tailandesa que si la directiva le impone la Intercontinental habrá que ir, pero que ir para nada es tontería. Y no es que haya tirado la competición, ni mucho menos, pero es plenamente consciente de lo difícil que resulta ganar a los equipos sudamericanos que están en plena temporada (recordamos que su campeonato termina en diciembre) y que por tanto llegan mucho más rodados y mejor físicamente, haciendo una misión casi imposible vencerles.
Claro, que su actitud tampoco fue la de que esto le preocupase en exceso. Quizá por eso planteó los partidos de una manera atípica, con un sistema de tres equipos completos que rotaban en bloque, o “a la rusa” si quieren hacerse los enterados entre sus amigos menos metidos en el futsal. Fuera para crear automatismos o para no sobrecargar las piernas de sus jugadores, en una época propensa a lesiones en la que además tuvieron que disputar cuatro partidos en seis días, con una prórroga incluida, el resultado podría considerarse incluso lógico. Estas rotaciones completas las mantuvo, sin importar estados de forma o resultado. Incluso, hilando fino, diríamos que jugadores que suelen disputar minutos residuales, cuando disponen de ellos, como Roger Serrano, jugó muchos más minutos en este torneo que en los últimos tres meses de competición juntos. Siguiendo ese hilo, diríamos que cuando vio la posibilidad de una prórroga en semifinales (y otros 10 minutos en las piernas de sus jugadores) optó por jugar de cinco, algo que pocas veces (o casi ninguna) habíamos visto en la temporada pasada cuando el partido estaba igualado. Al final no solo se tuvo que jugar dicha prórroga sino que encima el ataque de cinco le supuso tres goles en contra y la eliminación.
El resultado fue malo, como cabía esperar; como diría Mota, al final sí que fueron para nada. Solo una victoria en cuatro partidos, y ante el penúltimo de la liga china. Dos derrotas ante Corinthians y Boca Juniors y un empate también ante Corinthians que, para colmo, concluyó cargado de polémica por los ya famosos tres minutos finales en los que ningún equipo atacó, provocando así la clasificación de ambos y por tanto la eliminación de ElPozo Murcia. Bueno, sí que sirvió de algo el torneo: para calentar innecesariamente el encuentro de Supercopa. Porque podríamos decir que el Barça tuvo un problema de gol. Pero si Ferrao juega apenas doce minutos por partido es que eso no te preocupa, ¿o no?
¿Y ahora qué?, pensará Andreu, hastiado. ¿Aceptamos la invitación del año que viene para intentar nuevamente el imposible? ¿Para llevarse otro rapapolvo? ¿Merece la pena el viaje, el desgaste y condicionar tanto una pretemporada? ¿Para que sistemáticamente te ganen equipos más motivados, mejor preparados y que sí le dan la importancia a un torneo que por mucho aval FIFA que tenga, lo que necesita es la oficialidad? Cuando los equipos acudan por méritos y no invitación, entonces quizá merezca la pena ir. Mientras tanto, la sensación es que se va para cumplir el expediente. Y cuando se va para nada…
Foto vía LNFS
Autor: Dani López (en twitter: @gremplu)