La realidad del fútbol sala en España

Tras el enésimo varapalo internacional, reaparecen con más fuerza las dudas. ¿Cuál es la realidad del fútbol sala en nuestro país? ¿Qué le espera al futsal nacional en los próximos años? ¿Debemos asumir con naturalidad que nuestro momento ya pasó? ¿Cuál es el plan para revertir esta situación? ¿Limitar la presencia de extranjeros en la Liga? ¿Debemos modificar las normas reguladoras? La realidad de la selección masculina en Europa es la siguiente: hasta 2012, se habían alzado con seis de las ocho coronas disputadas. Desde entonces se han jugado cuatro nuevas ediciones de la Futsal Euro y solo en una (2016) hemos terminado con el oro en el pecho. Cosechando dos amargos terceros puestos (2014 y 2022) y una plata en Eslovenia 2018.

Si hablamos de Mundiales, podemos resumirlo diciendo que cerca del 20% de la población española no ha visto a su Selección colocarse una estrella en el pecho. Así en frío, parece que hablo de ganar Mundiales como si de comprar el pan se tratase. Pero los últimos registros evidencian el declive nacional en cuanto a rendimiento en el torneo mundialista. Doblete en los Mundiales de principios de los 2000, plata en las dos competiciones siguientes y en 2016 y 2021 firmaron sus peores registros desde 1989: eliminados en cuartos de final.

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Viendo cómo se reparten los últimos entorchados internacionales, no queda otra que asumir el hecho de estar un peldaño por debajo de la élite. Algo que ya se empezó a ver en 2016 con el primer (y único) Mundial que ganó Argentina y en 2018 con la primera Euro que ganó Portugal. La RFEF trató de frenar esa tendencia, o al menos silenciar las voces que pedían un relevo en el cuerpo técnico, desplazando al seleccionador José Venancio López a la Dirección Deportiva de la Selección y aupando al cargo de seleccionador a Fede Vidal, segundo entrenador del anterior.  Hoy, cuatro años después y una vez vistos los resultados, se puede calificar de maniobra inútil.

Ahora no se puede pretender lo mismo que en 2018. No pueden permitirse repetir la jugada cambiando a Fede Vidal por Albert Canillas. España y la RFEF viven en el recuerdo de lo que un día fueron. Los últimos fracasos internacionales se han simplificado centrando la atención en jugadas polémicas, desafortunadas o en condicionales absurdos. Y urgen cambios reales en el organigrama, si es que hay interés en revertir esta tendencia. Podemos afirmar que si Portugal y Argentina son ahora las mejores selecciones del mundo es porque apostaron por una reestructuración completa y por un modelo. Vamos, lo que en definitiva creo deberíamos hacer nosotros: diseñar un plan en función a todo el talento (y potencial económico) que tienen a su disposición.

Mientras la RFEF aún no ha sido capaz de felicitar en RR.SS. a Portugal por su victoria, a otros no nos da miedo verbalizar que sentimos envidia de los lusos. Durante muchos años hemos sacado pecho recorriendo mundo tratando de vender nuestro modelo y luciendo con orgullo como otros países nos copiaban. Ahora somos nosotros quienes debemos fijarnos en los mejores. ¿Qué ha sucedido en Portugal para que hayan logrado una triple corona (Euro, Mundial y Euro)? Se responde con un nombre: Pedro Dias.

Desde 2011 ocupa el cargo de director deportivo de fútbol sala de la Federación Portuguesa de Fútbol. En 1997, el 65% de las licencias federativas eran de deportistas mayores. Desde su llegada se centró en invertir esta pirámide y en 2014 ya tenían una mayoría de jóvenes practicando nuestro deporte. «Estos indicadores nos ayudan a enfrentar el futuro con confianza», decía Pedro Dias, en conversación con Record. Otro de los objetivos del director de la FPF era atraer a los jóvenes que aún no habían apostado por un deporte. Mediante el sistema educativo, apostaron por dar a conocer la modalidad creando una oferta interesante formando profesores de educación física.

En cuanto al campeonato nacional, la Federación Portuguesa decidió extinguir la 3ª División y aumentó el número de equipos participantes en la 2ª (de 28 a 60), dividida en fases regionales para evitar agobios y largos viajes a clubes. La decisión contó con el consentimiento de los clubes y de las respectivas asociaciones. La revelación portuguesa viene refrendada también por el seleccionador luso. Tras ganar el Mundial, Jorge Braz explicó: «En nuestra opinión, la única forma de alcanzar el nivel de los mejores es creando jugadores, entrenadores y directivos». Evidenciando así un estructura de abajo a arriba que ha convertido a Portugal en la máxima potencia futsalera.

Mientras tanto, en España se pide que se reviertan ciertas normas. El saque en largo del portero, el uso del juego de cinco, el saque de banda con el pie… Entiendo que estas se revisen en busca de un mayor espectáculo, pero recurrir a ellas para tratar de volver a la élite evidencia un mensaje: «con estas normas no gano, prefiero las anteriores». Se ha hablado también de limitar la presencia de extranjeros en los equipos. Gracias a ello, en Rusia y Portugal han proliferado jugones nacionales. En Italia también se restringe la utilización de extra-comunitarios pero no ha tenido un impacto significativo en la aparición de jóvenes talentos.

En cuanto a la situación actual del fútbol sala nacional, centrémonos en dos aspectos relacionados: el interés en el fútbol sala como deporte y como producto. En la presente temporada, las licencias federativas han caído un 39% respecto al pasado año. La RFEF cifra 82.470 licencias, convirtiéndose así en el resultado más pobre de la década. Cabe comentar que la pandemia habrá tenido un gran impacto en los anteriores datos, pero no son el único motivo. Incluso puede que ni sea el motivo principal. Según un artículo de El País, tres de cada cuatro jugadores son menores. Pero la gran mayoría tendría problemas para citar tres equipos de la máxima categoría o para reconocer a los jugadores de la selección. Y es que es muy complicado seguir la actualidad de «La (no sé si aún) Mejor Liga del Mundo». La elevada oferta deportiva o de ocio y la poca o mala presencia digital de nuestro deporte invisibilizan nuestro deporte.

El enfrentamiento LNFS-RFEF por los derechos audiovisuales ha dinamitado el nexo de unión con el aficionado. No en todas las jornadas es posible ver la totalidad de los encuentros, algunos de ellos se retransmiten en una plataforma y otros en otra, la calidad amateur de algunas retransmisiones, son vergonzosas… Situación más grave aún si tenemos en cuenta que muchos aficionados han visto reducida su presencia en los pabellones desde el inicio de la pandemia y con motivo de las restricciones sanitarias. La liga necesita más recursos privados para lograr una liga aún más competitiva y que apueste por la formación de jugadores en detrimento de importar talento. Difícilmente aparecerán patrocinadores mientras perdure la situación de guerra de trincheras digitales que vivimos.

Hay que trabajar para revertir la situación del fútbol sala patrio a nivel selección y a nivel competición doméstica. Debemos abrir un periodo de debate que apueste por un nuevo modelo y una renovada estructura organizativa. En este debate deben tener presencia todas las voces autorizadas de nuestro país, que no son pocas, dejando de una vez de lado todas las reticencias personales. Abogando por un futuro mejor, para los jugadores, para los directivos y sobre todo para el aficionado. Ojalá al menos el hecho de haber tocado fondo sirva para ello.

Imagen: (c) Getty Images.

Autor: Gabriel Izcue (twitter: @izcuefutsal)

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