Tino Pérez y su tiempo (finito) en Inter

La serie El tiempo que te doy (Netflix) cuenta en un nuevo formato algo que tantas veces hemos visto en la ficción, y también cada vez más en nuestro alrededor: una ruptura sentimental. Son 10 capítulos de 11 minutos cada uno en los que, al contrario que en la vida, el presente va ganando al pasado. En el primer capítulo se narra un minuto de presente y diez de pasado. Conforme avanza la serie, se le suma un minuto al presente y se le resta al pasado hasta que, en el último capítulo, se cuentan diez minutos de presente y uno de pasado. Durante los diez episodios planea la misma pregunta: ¿compensa la felicidad de unos años por el sufrimiento posterior de una ruptura?

Lo que se aplica al amor se puede aplicar a casi todo, sobre todo al fútbol sala . Hay flechazos entre clubes, y jugadores, y entrenadores; se flirtea y comienza el período de adaptación. En el fútbol sala las relaciones pocas veces son duraderas. Los one club men recuerdan a los matrimonios de hace años, que resistían tornados y tsunamis. Puede ser que el jugador o entrenador no haya cuajado nunca, que el interesado prefiera dar un paso más, que el club quiera hacer caja o que, después de que te fuera genial, de repente se torciera. Un poco como la serie de Netflix.

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La forma en la que te vas de los sitios marca mucho más que la forma en la que has llegado, incluso en la que has estado «durante». Si alguna vez me echan de algún sitio, espero irme como Tino Pérez. Los directivos decidieron aplicar ese mantra que dice que más vale un final con horror que un horror sin final. Él se irá, después de haber logrado alzarse con un póker de títulos cuando Inter afrontaba la marcha de Jesús Velasco con una reducción de su presupuesto.

Cada día cuesta más ver despedidas como la de Tino Pérez. Siempre elegante, incluso me atrevo a decir que desde su llegada, todos somos un poquito más interistas. Todo lo que rodea a la pelota tiene lo peor de los amores tóxicos: celos, puñaladas, infidelidades, intereses económicos. La lección que nos dio Tino en rueda de prensa, evidenciando que no ha sido decisión suya, es que el pasado no tiene que verse malogrado por el presente. Poco ha importado que Inter firmara su peor primera vuelta, él ha sido fiel a sus principios y a su ideario. Aunque el minuto de presente no fuera bueno, el pasado claramente compensaba a ambas partes. A veces las cosas no acaban bien, pero el final es un sólo instante que no puede echar por tierra toda la trama. Un mal desenlace puede estropear una película, pero en la vida no dejemos que un mal destino nos arruine el camino.

Autor: Gabriel Izcue (twitter: @IzcueFutsal)

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