Mito de los noventa. Aún se le recuerda junto a su gran amigo Marcos Sorato en las tertulias futsaleras de Toledo. Nacido en 1964 en Brasil, Francisco Eduardo da Luz Lins es uno de los jugadores que colaboraron a la popularización del fútbol sala en España. No pudo ser internacional por jugar en Europa, en una época en la que la federación brasileña no llamaba a jugadores que no estuvieran jugando en Brasil. Cuenta con una Liga, dos Copas y una Supercopa. Fue también el primer jugador elegido como MVP de la competición, en la temporada 1992/93. Tras su retirada de los pabellones actuó como director técnico de varios clubes en Brasil y hasta se ha presentado a concejal por el ayuntamiento de Florianópolis.
Pregunta: ¿Qué recuerdos tiene de su infancia en Brasil?
Respuesta: Mis recuerdos son de jugar en la calle, de soñar con ser jugador de fútbol…¡Casi lo normal aquí en Brasil! Entonces era distinto a ahora, la calle era nuestro patio. Hoy en día, los niños juegan mucho en casa con las consolas. En mi infancia no había nada de eso y lo bueno era estar en la calle jugando con los amigos.
P: ¿Cómo ha cambiado el país desde que era niño?
R: ¡Brasil ha cambiado mucho! Cuando yo era niño teníamos una dictadura. No sabíamos mucho de lo que pasaba, pero la historia ahora nos dice que los tiempos no eran muy buenos. No había libertad, y cuando no la hay, no puede ser un buen momento. Hoy en día tenemos una democracia que aún no es todo lo grande que nos gustaría, pero que es infinitamente mejor.
P: En su juventud soñaba con ser jugador de fútbol. ¿Cómo descubrió el fútbol sala?
R: Yo tenía este sueño, pero a los diez años descubrí el fútbol sala. Era aquí donde yo daba lo mejor de mí. El fútbol sala me ha dado tanto que no puedo decir que esté triste por no haber llegado a cumplir mi sueño. ¡Ha sido mi profesión durante dieciséis años y he sido muy feliz!
P: Durante un tiempo, compatibilizó ambos deportes. ¿Cómo le ayudó el fútbol sala para jugar al fútbol?
R: El fútbol sala es muy importante a la hora de adquirir fundamentos de cara al fútbol. Te da control de balón, regate, control de los espacios cortos… Pero si tardas demasiado en dar el salto a fútbol 11, coges vicios que son muy difíciles de quitar después. Con 14 o 15 años es una buena edad para dar el salto. Si tardas más, hay muchos ejemplos de grandes jugadores –Falçao, Manoel Tobías o él mismo son ejemplos- que probaron más tarde y ya es muy complicado.
P: ¿Por qué se decidió finalmente por el parqué?
R: Yo me decidí por el fútbol sala cuando vi que iba a ser muy difícil triunfar en el futbol 11. En 1984, di el salto a profesional en ambos deportes. Si a eso le sumamos que la amistad que había en el vestuario con mis compañeros del equipo de futsal. La relación entre nosotros era mucho más sana y decidí quedarme en el parqué. No me arrepiento lo más mínimo, ¡creo que me ha ido bastante bien!

P: Su salto a profesionales llega con 22 años. Hoy en día la mayoría dan el salto antes incluso de la mayoría de edad. ¿Qué cree que ha cambiado en estos años en el fútbol sala en Brasil?
R: Hoy en día, con diecisiete o dieciocho años los chavales ya cobran por jugar en equipos muy organizados y con una gran estructura. Antes no había tantos equipos profesionales y ahora hay una liga con casi veinte equipos. Se ha avanzado mucho.
P: Tuvo una trayectoria muy exitosa en Brasil. ¿Qué recuerdos tiene de esos años?
R: El año 88 fue un gran año. Fue en el que debuté en los grandes torneos de Brasil y empecé a jugar junto a los mejores con Tigre y fuimos subcampeones, pero el año 89 fue increíble. Llegar a Perdigao, un equipo con los 7 u 8 jugadores de la selección brasileña y ser uno de los jugadores junto con Fabinho que más minutos disputa es la leche. Este año me hizo ser llamado por la selección y tener la oportunidad de dar el salto a España con Mitshubishi Ceuta junto con Fabinho. El primer intento, no salió bien porque me lesioné, pero fue una experiencia decisiva a la hora de dar el salto definitivo al año siguiente.
P: En el 89, la selección brasileña le convocó para un partido y no pudo debutar por una lesión. Poco después se vino a España y la selección ya no volvió a llamarle por una norma interna por la cual solo jugadores que jugaban en Brasil podían representar a su país. ¿Cómo se digiere el no poder ser internacional por su país por una norma así?
R: Cuando yo acepté el reto de ir a España ya sabía que esta normativa existía. Aun así, yo tenía el sueño de jugar fuera de Brasil y vivir en Europa. No cambiaría jugar con la selección a jugar en España. Si echo la vista atrás, sé que tenía las condiciones de jugar en el combinado nacional, así que no hay que darle muchas más vueltas.

P: Esa primera etapa en Ceuta se trunca por una lesión, pero Caja Toledo se fijó en usted para reforzar su equipo al año siguiente. ¿Qué recuerdos guarda de su estancia en la capital manchega?
R: En Ceuta solo pude jugar unos pocos partidos y llegué a un acuerdo para volver a Brasil porque no quería estar cobrando si no iba a poder jugar y ayudar al equipo. El verano siguiente tuve varias ofertas y me decidí por el proyecto de Toledo porque estaba cerca de Madrid y el equipo era joven. Acababan de ascender a División de Honor, pero tuve varias recomendaciones y creo que no pude elegir mejor. El primer año ya ganamos la Copa y la Liga al segundo. Nosotros revolucionamos un poco la manera de jugar al fútbol sala y hemos estado en muchas finales de Liga y Copa. Toledo ha marcado mi vida a nivel personal y profesional. Fueron los mejores años de mi vida dentro de una cancha y he dejado muchos amigos allí con los que hablo casi todas las semanas. Caja Toledo es el equipo de mi vida.
P: Es en Caja Toledo donde se fragua su leyenda en España. Llegó incluso a ser reconocido como MVP de la liga por la asociación de jugadores, el primero en ganar dicho galardón. ¿Cómo es ser reconocido por sus propios compañeros como el mejor de la competición?
R: El grupo humano que se juntó en Toledo, fue magnífico. Jugadores, entrenador y presidente contribuyeron enormemente. Ser el primero es algo que me llena de orgullo. Tengo el trofeo aquí en casa. Había grandes jugadores en ese momento como Celso, Paulo, Vicentín, Ferrera, Totó, Alesio, Marcos, Duda, Julio Cesar, Carosini… Me voy a olvidar a alguno seguro, pero son gente que sabía jugar muy bien al fútbol sala. Estoy muy orgulloso de todo lo que he hecho en Toledo y también de los títulos individuales, pero los colectivos son mucho más importantes. Aunque los individuales te llenen de orgullo.

P: Tras cinco años en Toledo, pasó también por ElPozo Murcia e Interviú Boomerang. Más allá de las tácticas propias de cada uno, ¿qué diferencias y qué similitudes encontró en la forma de trabajar de ambos clubes?
R: Tras un año en el que hubo problemas económicos en Toledo, acepté una oferta de ElPozo. La estructura era más profesional quizá, pero era distinto. No me llevaba tan bien con el resto de compañeros, la relación era más fría. Allí el primer año estuve a buen nivel, pero el segundo tuve muchos altibajos. Yo estaba decidido a volverme a Brasil hasta que Manolo Saorín me llamó por teléfono y me dijo que un jugador como yo no podía irse de España sin jugar en Interviú. Allí tuve un buen año y disfruté mucho. Jugar con Carosini, Julio, José… Sabía que era mi último año de una trayectoria muy exitosa en España y disfruté mucho en Interviú también.
P: Dada la imposibilidad de jugar con Brasil mientras estuvo en Europa, ¿llegó a plantearse la posibilidad de jugar por España?
R: Tuve varias invitaciones para nacionalizarme español, pero en ningún momento tuve la tentación de jugar por España. Se me ha tratado fantásticamente bien en España, pero yo siempre sabía que volvería a Brasil. Mis padres, mis hermanos estaban aquí. Lo único que habría hecho que me plantease volver a Brasil para jugar con la selección es que el fútbol sala hubiese sido olímpico. FIFA nos ha engañado con eso durante muchos años y no tuve que volver a Brasil antes. Yo soy brasileño y a pesar de tener un gran cariño por España, nunca habría jugado por España.
P: Tras dejar las pistas, se pasó a los despachos, pero en fútbol. Trabajó como gerente en un par de clubes de la liga brasileña. ¿Qué tal fue esa experiencia en los despachos?
R: He trabajado como directivo durante casi diez años en voleibol consiguiendo cinco títulos de Brasil. Esto llamó la atención de los clubes de fútbol. Trabajé para los dos clubes de mi ciudad y conseguimos ascender a primera división en uno de ellos. Pero la aventura del fútbol tenía fecha de caducidad y mi enfermedad aceleró el proceso. En el fútbol el estrés y la presión son altísimas y sentí que no me iba a ayudar a recuperarme. Ha sido una gran experiencia, pero está ya muy olvidada en mi vida. No volvería a trabajar en el fútbol.
P: En 2012, fue diagnosticado de un cáncer en el intestino y en el riñón. ¿Cómo le cambia a uno la vida recibir una noticia así?
R: Es muy jodido recibir una noticia así. Siempre he sido un chico sano, he practicado deporte y no esperaba una noticia así. Pero he afrontado la enfermedad de la misma manera que era en la pista. Los que me conocieron cuando jugaba saben que siempre daba el máximo y que no me gustaba perder ni las partidas de pocha. Hace ya seis años de esto y, a pesar de tener que estar atento, ahora mismo tengo la salud perfecta. Lo bueno de todo esto es que en los momentos de adversidad tuve muchísimos apoyos de gente que no esperaba que se enteraría si quiera de ello. Esas muestras de amistad las llevaré conmigo para toda la vida, porque han sido la certeza de que todo ha valido la pena.
P: A parte de toda su carrera deportiva, es también periodista.
R: Lograr trabajar en otros lugares después de ser un deportista de élite, me llena de orgullo. Mis hermanas y muchos amigos son periodistas y muchos me empujaron a estudiar periodismo. Ahora trabajo en una radio y como comentarista de fútbol. Hablo sobre cosas que me gustan y estoy muy feliz ahora mismo.
P: En 2016 se presentó como candidato a concejal del ayuntamiento de Florianópolis. ¿Qué le llamó para lanzarse a la política?
R: La aventura en la política llega justo al salir del fútbol. Quería probarme en otras áreas y muchos me dijeron que me presentara como concejal. La cosa no fue del todo mal. Saqué novecientos votos en una ciudad pequeña en la que se sale elegido con mil ochocientos aproximadamente. La verdad es que la política es muy jodida, hay mucha corrupción y eso, pero bueno, yo he hecho mi campaña con el deporte y la salud. No pienso en volver a presentarme, pero seguiré trabajando desde fuera para mostrar la gran importancia del deporte como elemento transformador de una sociedad.
P: Volviendo al fútbol sala. En los últimos años, ha habido mucha polémica con la pérdida de espectáculo en el 40×20. ¿Qué cree que puede hacerse para mejorar el fútbol sala que se ve hoy en día?
R: Con las reglas hay un follón montado grande. Hablo mucho de ello con mi gran amigo, mi hermano, Marcos, la mejor pareja que he tenido dentro de una cancha. Ha cambiado todo mucho. Yo tengo mis preferencias en las reglas, pero lo que la FIFA tiene que hacer es llamar a Paulo Roberto, llamar a Marcos, a Cancho… Hacer una comisión de jugadores, entrenadores y gente que verdaderamente entiende de esto y sabe lo que es mejor. Hay cosas que me gustan y otras que no. Los saques de banda, me gustan, ya tengo unos cuantos años de más y así cuando juego una pachanga, ¡no me hace falta agacharme para coger el balón! (risas) Creo que el portero jugador hay que limitarlo. Para mí hace que los niños se olviden de jugar el balón. Veo equipos con un portero grande que solo juegan a que él tire casi desde su portería. Hay que volver a lo que es el fútbol sala, a los espacios pequeños, a tratar el balón… A sus orígenes, en definitiva.
Imágenes: @ChicoLins
Autor: Rubén Robles (twitter: @MrRobles21)